«El 27 de marzo, Jueves Santo –día tradicionalmente dedicado a la reflexión y descanso por prescripción eclesiástica-, Lluís Barcos se despertaba con una desagradable sorpresa: un grupo de 11 personas se colaba en su casa, ocupaba su salón y mientras desmontaban su televisión intentaban convencerle de que eran sus amigos (quizá ese día acabo esa relación de amistad) y, que tranquilo, que venían a rodar un cortometraje.
Así comenzaba el rodaje del corto ‘La migración de la rosa’, la sexta producción de Enrique Villalonga y Juan Marí Susierra, guionistas, técnicos de sonido, directores artísticos, aparte de directores y productores. Y así es la grabación de un cortometraje en Eivissa, una tarea artesanal en la que un grupo de amigos se aprovecha de la buena voluntad de otras personas y las convence para que se olviden de las vacaciones de Semana Santa y del resto de los fines de semana por un par de meses, estén dispuestos a trabajar desde el amanecer hasta el anochecer en jornadas de 12 horas y todo ello sin cobrar ni un duro. El exiguo presupuesto, 60.000 pesetas, es aportado en su totalidad por el productor Susierra, y será invertido en alimentar a la “troupe” y comprar dos cintas de vídeo para la cámara, una VHS-C, la cámara más básica del mercado. Ante la falta de ayudas por parte de las instituciones insulares para la producción artística audiovisual, sería imposible rodar nada en la isla de no ser por este espíritu amateur de las producciones.
El argumento de este cortometraje, narra la historia de un recuerdo, una pareja de enamorados (Juanjo Torres y María José Vidal, el dúo protagonista) se rompe, ella se marcha y le abandona, Torres no puede olvidarla, recuerda su vida en común y se niega a que todo haya terminado, mientras fuma, y fuma mucho. Todo esto en 11 minutos, en un limpio blanco y negro (conseguido por Toni Tur Costa, director de fotografía) y con el único sonido de unas gaviotas que marcará el inicio y final del corto.
Según los padres de la criatura, la intención era rodar ”una historia de amor clásica, nunca convencional”. El rodaje transcurrió inmerso en una improvisación casi constante, de un par de hojas garabateadas se sacó un relato con pies y cabeza, “los actores no lo sabían, pero no teníamos ningún guión, sólo una idea y algunas imágenes. Además las aportaciones de los actores han sido inmensas”. Se llegaron a rodar dos finales distintos para la historia, uno feliz, ella no subía al barco y se quedaba con él, otro dramático –por el que finalmente se optó-, ella subía al barco y él la veía desaparecer desde el puerto de Eivissa. Pese a todo, el director y el productor niegan cualquier paralelismo con ‘Casablanca’ de Michael Curtiz.
La vida de un corto resulta siempre muy limitada. De los seis trabajos de este tipo que llevan hasta ahora rodados Villalonga y Susierra este será el segundo que puedan estrenar. El anterior ‘La vida, la muerte y el cuarto personaje’ fue estrenado en Canal Mediterráneo y “padeció” la crítica de los organizadores del ciclo ‘Anem al Cine’. Éste será presentado en el TEF, el día 31 de julio a las 22:00 horas, después desaparecerá de la circulación.»
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