«El cine experimental emerge con fuerza en las Pitiüses de la mano de dos jóvenes y prometedores autores, Joan Marí Susierra y Enrique Villalonga Juan. Se lo han de hacer todo (el guion, la dirección, la realización, la producción e, incluso, algunas interpretaciones) de un modo casi artesanal, sin apenas medios, pero suplen estas importantes carencias técnicas con una buena dosis de entusiasmo y muchísima imaginación. Sus guiones son realmente espectaculares: tienen ideas y son muy innovadoras. Cuando les sea posible, llevarán su cine a alguno de los festivales de cine amateur que se celebran en la Península, con el propósito de darse a conocer. “Ya lo hemos decidido –aseguran al unísono-, queremos ser profesionales”. Mientras tanto, se hallan inmersos en pleno rodaje de ‘Neuronas movedizas’.
El mayor, Joan Marí Susierra (25 años), no es un desconocido. Durante ocho años formó parte de los grupos de teatro Arlequín de Santa Eulària y Artes y Oficios (bajo la dirección de Pedro Cañestro) – “preferí lo experimental antes de seguir haciendo un teatro clásico que ya se ha quedado algo desfasado”- y, acabados los estudios, se gana los garbanzos en el quiosco de prensa situado sobre el paseo Vara de Rey. El ‘peque’, Enrique Villalonga Juan (18) cumple su servicio militar y sueña con ser un destacado director. “Estoy convencido de que el cine es lo mío”.
Ambos saben que su verdadera vocación es el Séptimo Arte. Iniciaron su trayectoria a dúo en 1992, cuando grabaron su primer cortometraje, ‘La tranquilidad del grifo cerrado’, un cinta de apenas cuatro minutos de duración. “Yo era el actor principal –explica Marí Susierra a Proa- y Adolfo Villalonga, hermano de Enrique, me acompañaba en el reparto. Aquello resultó un auténtico experimento cinematográfico, fue improvisación total”.
El argumento de ‘La tranquilidad del grifo cerrado’, con su carga simbólica y varios guiños surrealistas, ya dejaba entrever qué clase de cine gusta a la “extraña pareja” del cine pitiuso. “El protagonista de esta historia se encuentra trazando unas líneas rectas, que representan la paz y tranquilidad del espíritu, al tiempo que un molesto grifo no cesa de gotear. Me pongo muy nervioso y las líneas que dibujo se deforman progresivamente. Intento cerrar el grifo, sin ningún éxito, así que finalmente opto por destrozarlo a golpes, empleando para ello un frasco de insecticida (descarto una biblia, que simbolizaría la mística, el pacifismo…; lo que el protagonista necesita, en cambio, es un objeto contundente, violento). Todo acaba como al principio: me cargo el grifo, recupero mi paz interior y continúo la línea recta. Son cuatro minutos intentísimos, los acontecimientos se suceden muy deprisa. El corto resultó una aventura visual”.
A partir del segundo trabajo, ‘Cortar el cordón umbilical’, se incorpora al elenco Óscar Ribas, joven actor del GAT. “De este mediometraje aún hemos de filmar el final, veremos cómo quedará. Es una parábola sobre la libertad simbolizada en el amo-aristócrata (Joan Marí Susierra), encadenado por el ombligo, y el esclavo (Óscar Ribas), que en realidad es el hombre libre. El aristócrata, prisionero física y moralmente de los convencionalismos sociales, le pide a su esclavo que lo mate porque considera que la muerte es el único modo de alcanzar la libertad”.
“En el final que hemos previsto, el esclavo acuchilla a su dueño –adelanta Villalonga-, pero lo dejamos a medias porque surgió nuestra tercera realización, ‘La vida, la muerte y el cuarto personaje’ (de catorce minutos)”. Sus protagonistas son, además de Óscar Ribas, Clara colinas (hija del afamado escritor), Juan Antonio Torres, Laura San Miguel y Carmen Villalonga, la hermana de Enrique y Adolfo, todos ellos unos adolescentes. “Es una historia muy abstracta, sin hilo argumental –explica Marí Susierra-. Nuestra intención era hablar de la vida, la muerte y el cuarto personaje (Dios); desarrollar, a través de símbolos, la evolución cronológica del ser humano, desde su más tierna infancia hasta la vejez y la muerte”. La conclusión es brusca, dura: “Al final de todo este proceso vital se halla la muerte, aunque dejamos abierta una ventana a la imaginación de los espectadores”.
El guión de esta curiosa película es compartido, si bien el “sello” de la producción corresponde a Joan y la dirección es obra de Enrique. Así ha sido desde la segunda cinta. “La fórmula funciona y no la vamos a cambiar”.
Con ‘La vida, la muerte y el cuarto personaje’, película que fue emitida hace unos meses por el Canal Mediterrani, Joan Marí Susierra y Enrique Villalonga quisieron concursar en los festivales de cine joven de Valencia y Clemond-Ferrand (Francia). La normativa legal sobre los derechos de autor acabó con el sueño: “Habíamos aprovechado como banda sonora un tema de Vangelis y ello nos impidió acceder a ambos certámenes. Una lástima porque son muy prestigiosos”.
Los “enfants terribles” del cine pitiuso ruedan ahora su cuarto título, ‘Neuronas movedizas’, y esta vez lo hacen con la lección bien aprendida: “Adolfo Villalonga compondrá una música a propósito para esta película; de este modo sí que podremos participar en los festivales”.
Más de veinte actores (entre ellos Óscar Ribas, “por supuesto”, Ángeles Ferrer y Luís Barcos) intervendrán en el rodaje de un film cuya duración superara ampliamente los treinta minutos. “El protagonista (Óscar) de Neuronas movedizas es un poeta que se encuentra en la más espantosa de las miserias. Escribe poemas para el feriante de un espectáculo de freaks (seres deformes y personas monstruosas), que se acaba apropiando de una de sus obras, la que el autor asocia, confunde, identifica con una bella mujer…”. El resto del argumento es una incógnita que sus autores no desvelan, al menos por el momento.
Marí Susierra y Villalonga se ven obligados a hacer cine en unas condiciones que rozan el heroísmo. “Rodamos con dos cámaras de vídeo VHS-C (las que emplean los turistas que filman Dalt Vila, por ejemplo); el plató es un piso particular; para el “travelling” nos valemos de una silla con ruedas; en cuanto a la iluminación, empleamos desde un foco de mil watios (que se nos achicharró) hasta simples flexos. Nuestra producción es totalmente artesanal; las carencias se suplen con muchísima imaginación”.
Para ir tirando, este dúo de cineastas experimentales acepta algún que otro trabajo de encargo. Ellos llevaron a cabo el vídeo documental –con guión de Antoni Ferrer Abárzuza- sobre la historia de Santa Eulària, presentado en el transcurso de la última edición de las fiestas de mayo. Cada uno se dedica a ocupaciones muy distintas, pero ambos se han propuesto seguir un camino paralelo: “Cuando termine la mili –asegura Enrique Villalonga-, me trasladaré a Barcelona para matricularme en el Centre d’Estudis Cinematogràfics de Catalunya (CECC). Quiero ser director profesional”. También para Joan Marí Susierra el cine define el horizonte de su futuro: “Prefiero escribir guiones, contar historias, al rodaje propiamente dicho. Lo mío es el cine, seguro, y si puedo, me convertiré en profesional”.
Largas horas muertas paseando por el puerto de Eivissa o junto al mar, conversaciones inacabables en torno a una taza humeante. “Todo esto es el mejor ‘dopaje’ y, desde luego, preferible a cualquier tipo de anfetaminas. Y es que nosotros nos ‘drogamos’ a base de cafés con leche. Así no agarraremos nunca un buen ‘colocón’, pero no veas como nos fluyen las ideas”. Joan y Enrique encabezan un proyecto, el del cinema propio ibicenco.”
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